Por fin he vencido a este parásito que habita en mí y que me
impide con certeras artimañas cumplir puntualmente con mis obligaciones para
con este blog. Y todo gracias a la reunión de ayer, de la cual salí henchido de
satisfacción y optimismo tras dos horas de conversación privilegiada con un
grupo de "seres humanos" y la degustación
de una sobada para celebrar un cumpleaños no felicitado, ¡qué vergüenza Concha!
mil perdones, en este momento el resto de los componentes del Club hincamos
rodilla al suelo, te pedimos perdón, haciendo acto de contrición, con propósito
de enmienda. Pero de todas formas tú, por si las moscas, el día 7 pones un
wasap e insinúas algo así como fiesta, globos y demás.
Pero ya me quito de las ramas y me voy al tronco, que de la reunión
anteriormente aludida se hablará largo y extenso en su momento, que espero sea
en pocos días.
Esta entrada corresponde al pasado mes de diciembre, y el
año lo acabamos con la acabadora, ¡qué ingenioso quedo con este impresionante
juego de palabras!, bueno ya sé que no es para tanto, pero es que estoy
exultante.
Y gustó la obra de Michela Murgia, y fascinó y atrapó y succionó
y embelesó. Las dos reuniones estuvieron magníficas, con el grupo enchufado a
la novela, su estructura, su poesía y por supuesto, su temática.
Quién no se ha identificado con esta obra, quien no ha
tenido a un familiar o amigo o conocido que ha pasado por esa situación penosa
de una larga agonía para abandonar este mundo. Quién no ha pedido a su dios o a
quien sea que haga el favor de terminar con dicha situación. Y por otro lado, la adopción, padres, madres, hijos, hasta dónde el amor maternal o filial, quién es quién. Con estos mimbres
y algunos más que no desmerecen en absoluto y que componen esta obra maestra,
llegó la primera gran reserva de la temporada, tras dos reservas que casi se lo
merecieron.
Decir, como no, que hubo algún pero muy fundamentado y
cualificado, relativo al exceso de melodrama incluido en una parte de la novela
y que pudiera ser omitido. Somos un
grupo muy plural y participativo y eso se nota en cada una de las reuniones.
Leer, comentar, exponer, defender, respetar, compartir, aplaudir, divertirnos y gozar. Estas son nuestras señas de
identidad.
Y ahora la consabida ficha de lectura, sin más.
TITULO DEL LIBRO: LA
ACABADORA
AUTOR: MICHELA MURGIA (CERDELA, ITALIA 1972)
ARGUMENTO: Soreni, pueblo de
Cerdeña, años cincuenta; una niña, Maria, es adoptada como “hija de alma” por
la tía Bonaria y…. esta es la situación, pero el argumento no es otro que la
gran pregunta, ¿debemos morir solos?, ¿morir tras una larga agonía?, ¿morir
sufriendo lo indecible, lo inhumano?, ¿es la muerte un acto en soledad o
debemos ser acompañados en este trance?, si nos ayudan a nacer, ¿no deberían ayudarnos
también a morir? La tía Bonaria tiene misterios que poco a poco saldrán a la
luz y a la vida de Maria quien se revelará e intentará cambiar su destino, un
destino aferrado a una tierra y a una isla del que difícilmente podrá salir ya
que el amor y la piedad tendrán mucho que decir.
VALORACIÓN: Maravillosa. Breve, concisa, simple, directa, impactante y llena
de una poesía narrativa que cautiva desde la primera página. Literatura de
perdurar y pasar a forma parte de los clásicos. Sorprende la facilidad que
tiene la autora para hacerte partícipe de la historia, entrando en ella con agrado y finalizando con un montón de reflexiones por terminar,
cuestionando la validez estructural de la familia, la fidelidad
sin mesura, y sobre todo esa muerte agónica, interminable y sufrida. Este
título deja huella. Es calificado como GRAN RESERVA.
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