Otra obra maestra, otro autor desconocido, otro libro ignorado (qué poco somos) que quedan grabados en nuestro cerebro. Puede que el autor se nos pierda en un futuro, ya que su nombre Izraíl Métter, es un tanto difícil de retener, pero su título, ese no se olvida.
Dos semanas, dos viernes, dos sesiones y un monto de sensaciones.
Reuniones vivas, como las mareas y sin luna llena, hacia arriba, ahora hacia abajo, pocas veces en el medio, cual montaña rusa, lo de rusa viene que ni pintado, que te colma de pasión por la lectura.
Un poco de historia, un poco de guerra, un poco de felicidad y mucho, mucho de desgarro visceral. Pero sobre todo, una historia de amor que con cuatro páginas nos quedará prendada en nuestros corazones mientras éstos palpiten. Pum, pupum, pum, pupupum…
Y un deseo. Que persona por persona y todo el conjunto de nuestra humanidad, no tengan nunca más que buscar una quinta esquina. Por favor.
Y la consabida ficha.
TITULO DEL LIBRO: LA QUINTA ESQUINA
AUTOR: IZRAÍL MÉTTER: (UCRINIA 1909-RUSIA
1996)
ARGUMENTO:
Nosotros tuvimos un dios
que a diferencia de los demás Dioses, prometía el paraíso en la Tierra, aquí y
ahora, sin tener que esperar al más allá. Y le creímos, le seguimos, le
adoramos y le profesamos fe ciega e infinita. Y el terror, la barbarie y
la sinrazón habitó entre nosotros,
devastando a generaciones enteras. Esto nos cuenta el autor en esta novela
biográfica en la persona de su personaje central, Boria, relatándonos sus
infrahumanos periplos por la Rusia del siglo XX. Profesor por vocación, perteneciente
a la clase social más baja del país, desprotegido y menospreciado por el
sistema, pocas veces se sitió feliz. Su infancia, la pasada y la que vendrá, su
gran amor, Katia y la historia que hay detrás de su fallecido amigo Sasha,
junto con sus clases de matemática, son lo que le hacen sentirse vivo.
VALORACIÓN: Grande,
sublime y desgarrador novela. Con sus apenas 200 página, se nos abre un pozo
sin fondo, un infinito de crueldad y brutalidad que nos aprieta el corazón de
tal forma que en algunos momentos se nos hace duro su lectura. Pero eso es la
Literatura, relatos apasionantes, complicados pero maravillosos que nos dan
pequeños diamantes para la vida. Una vez más la condición humana, esa humanidad
deshumanizada, cruel, y sin futuro. Una obra que nos hace plantearnos incluso
el sentido de la vida con una visión deprimente de la misma. Pero, siempre hay
un pero, la novela se hace enorme y respiras con alivio gracias a Zinaída
Borísonva, a quien abrimos poco a poco la puerta y dejamos “que ella avanzara hacia Sasha”. Se le
califica como RESERVA.
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