Muchas gracias por tu participación y a disfrutarlo todos.
SORIA... ni te la imaginas
Una
mañana de mayo, fría, parda
y
lluviosa de primavera.
El
Club de lectura Sancho III
por la ciudad de Soria pasean.
Merche, Carmen, Alicia
dos Pilares y Ramón,
Encarni, Luzma e Isa
integran esta excursión.
Llegamos
por la puerta de Nájera
que le
hace honor a nuestra tierra,
Miguel será el Cicerone,
es
riojano de pura cepa
En
Badarán vino al mundo,
en
Azofra,Mamen su esposa
parece
que bien congenian
los
soperos con sayonas
¡Ay
que los bares están cerrados!
¡Ay
por dios que tengo urgencias!
¡Ay
que me voy a la tapia
a
asperjar enredaderas!
LOS ARCOS DE SAN JUÁN
Chiquita
iglesia románica
con su
claustro exterior desnudo
nada
le protege del sol veraniego
ni del
rigor del invierno duro.
Se
alzan a los cuatro vientos
varios
arcos entrelazados
bien
altivos y orgullosos
como
obedientes soldados.
Son
los restos de un monasterio
de la
orden militar “los hospitalarios
de San
Juan de Jerusalén”
que en
el siglo XII fue alzado.
El
Duero pasa allí silencioso,
jugando
está a despistarnos,
no
sabemos si va o vuelve
pero
hacia Oporto va navegando.
SAN SATURIO
Con timbre sonoro y hueco
Miguel recita la lección
Miguel recita la lección
sotto voce, bien dispuesto
cual erudito profesor:
cual erudito profesor:
-San
Saturio, visigodo anacoreta
de
Soria es santo patrón,
su
festividad se celebra en octubre
caiga
como caiga, el día 2.
Repartió
sus bienes entre los pobres
cuando
sus padres murieron
instruyó
en preceptos cristianos
al
jovencito Prudencio-
Que
humilde la cueva oscura
que lo
acogió a orillas del Duero
que
remanso de paz le inunda,
para
escuchar sus pensamientos,
un
camastro sencillo y sobrio
un
orinal en el suelo,
una
mesa y un estante
cuatro
libros, un bargueño,
y una
chimenea a la que arrimarse
cuando
el frío hiele sus huesos.
Dejamos
en el libro de visitas
constancia del paso nuestro.
En la
parte alta de la ciudad
hay un
cálido parador,
su
restaurante está engalanado
para
festejos de comunión.
Se
intuye mirando a lo lejos
desde sus espléndidas terrazas
vestigios
de aquel heroico pueblo
que
resistió al asedio: Numancia
EL OLMO
Llegamos ante el olmo seco
Llegamos ante el olmo seco
que
Machado inmortalizó,
y una
pareja que allí se encuentra
pone en duda nuestra educación.
Con
tono grave y sonoro
truena el maestro, Ramón
y las riojanas a coro
van cantando la lección:
-Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido...
y las riojanas a coro
van cantando la lección:
-Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido...
Pero
hoy el sol está caprichoso
y
permanece escondido,
hasta
el viento del Moncayo
saca
su genio mas vivo.
Monotonía
de lluvia bajo el paraguas,
recorremos
las calles donde vivió
aquel
profesor sevillano
que de
Leonor se enamoró.
Pobre
Machado, sentado en la calle
unas
gotas recorren su rostro
parecen
lágrimas silenciosas
por su
truncado matrimonio
-Alegra
esa cara Antoñito
que ya
no es tiempo de lutos,
que
hemos visto a tu Leonor
le
hemos dado recuerdos tuyos,
lleva
el pelo emperifollado
como
mandaban aquellos tiempos
aunque
a algunas nos parezca
que
porta un gran avispero,
sabe
que a nadie amaste como a ella,
eso le
llena de gozo y orgullo-
el
corazón se le abriga un poco
al
recibir el calor del grupo.
Se une Ángela, la estudiante,
a pesar de que en la residencia
tiene de menú ese día
su
comida predilecta.
Paseamos
por la Dehesa
lleno
de exóticas plantas,
lugar
de encuentro para la gente
de la capital castellana.
Y
cuando se acerca el mediodía
con
vinitos y torreznos
recuperamos
energías
y los
michelines del cuerpo.
En el
pueblecito “Las Casas”
cercano
a Soria comemos
espárragos,
cogollos, lasaña,
alubias
negras con tropiezos
y
bacalao, y ensaladas,
“secreto” para los discretos
para
los necesitados “Rabo”
¡ummm!
para chuparnos los dedos.
Por
cortesía de la casa
tiene,
incluido en el precio
una
sauna en el servicio
que te
deja sin aliento,
si
tocas la pared te quemas
como
en el mismísimo infierno,
sales
de allí con los pies fríos
pero
con el trasero ardiendo.
Como
el Duero, a veces quietos
y
otras veces en marcha,
Miguel
cuenta los secretos
de las
calles y las plazas,
de
edificios emblemáticos
donde
la justicia trabaja,
de
casonas señoriales
y
desdentadas murallas.
Vimos
monjas de clausura
que
tras las rejas rezaban,
otras
espían sus culpas
en el
frío suelo sentadas.
La ciudad está silenciosa
las calles están desiertas
tal vez por culpa del fútbol,
de la lluvia o la pereza.
Sentado
en unos soportales
solitario está Gerardo Diego,
con
una silla vacía a su lado
y un
libro en su mano abierto,
Su taza de café perdió el aroma
el
rictus de su boca es serio,
también
a él le abrazamos
para
infundirle aliento.
-Río Duero, Río Duero, dijiste,
nadie a acompañarte baja-
aunque
cántabro de nacimiento
llevaste
a Soria en el alma
Antes de dar por finalizada
esta empapada excursión,
un chocolate con churros
nos tomamos en New York,
tentación irresistible, capricho
de los dioses del Olimpo,
primeramente pecamos…
ya...después nos arrepentimos.
Dejamos a Ángela en la residencia
acompañada de sus amigas
un joven con batín muy mono
toca el corazón de Alicia
Con mantequilla en el bolso
e imanes para las neveras
retomamos el camino
que nos lleva a nuestra tierra.
Pilar sigue a Miguel de
cerca
que nos va marcando el camino
Ramón
los pierde de vista
y cree
habernos perdido
Con humedad hasta en los huesos
y un poquito destemplado
alguien espera ansioso el momento
de que le den calor de pecho humano
Con multitudinarias fiestas
que no se pierden los estudiantes
es Soria, refugio de poetas
tan chiquitita como entrañable
Aunque últimamente murmuran
las mas afiladas lenguas
que llegan sus ramificaciones
hasta tierras panameñas
Sin haber visto la catedral
ni las ruinas Numantinas
amenazamos con volver
cuando el tiempo lo permita
Gracias Miguel, por tu cariño,
por tu efusiva hospitalidad
y tus copiosos conocimientos,
sin ti, nada hubiera sido igual
*************
No hay comentarios:
Publicar un comentario