Otro mes más tuvimos el placer de reunirnos con nuestro amigos del Club de Lectura "aquí cabemos todos", nunca mejor dicho, y como siempre disfrutamos de su compañía y amabilidad.
En esta ocasión el motivo de la reunión estaba fijado por la lectura de "Ana Frank, su vida", que pese a estar en lectura fácil, su contenido no proporcionó fluidez a la reunión, dado que el tema a tratar no daba para risas, pero así todo compartimos un poco de las vivencias de la protagonista, el momento histórico que le tocó vivir y sobre todo nos centramos en la dificultad para la convivencia.
Ahí dimos en hueso duro y la conversación se centró en lo duro que es para todos el convivir y compartir con otras personas, que ya se sabe, lo mío es mío y lo de los demás, también.
Ya que carecemos de foto de la reunión, un fallo técnico, traigo aquí la portada del libro.
El placer de leer es doble cuando se vive con otra persona con la que compartir los libros. Katherine Mansfield (1888-1923) Escritora neozelandesa. ¿Libros para un Club de Lectura? no hay problema. Milagros Méndez - Biblioteca Pública de Guadalajara
lunes, 25 de febrero de 2019
miércoles, 13 de febrero de 2019
EL CHISTE DEL MES
No hace más de veinticuatro horas estaba en esa misma situación. Afortunadamente leo un poco más y con gafas nuevas.
Una sonrisa, porfa.
Una sonrisa, porfa.
martes, 12 de febrero de 2019
EL RINCÓN DE PILAR
Se va un libro y viene Pilar. No me explico como lo hace. Muchas gracias por tu trabajo y aportación a este Blog.
A disfrutar.
A disfrutar.
LA PIEDRA DE LA PACIENCIA
Podría ser Afganistán
o cualquier otro pueblo invadido,
primero se lucha contra el invasor,
después contra familia y amigos.
Una mujer con sus dos hijas
atiende a su comatoso marido
sobreviviendo a saqueos, abusos
y a su guerra interna, su peor
martirio.
Las respuestas al bombardeo
laceran el pesado silencio,
sus dedos acaricia a su esposo
se pierden en la espesura del cabello.
Con su boca entreabierta, sigue
teniendo
el mismo despavorido aspecto,
y la mirada parece como perdida
entre las oscuras vigas del techo.
Verifica los intervalos entre las
gotas
de agua con sal y azúcar,
examina la herida todavía abierta
que tiene su esposo en la nuca:
-No
te quejas… incluso herido
te has ahorrado
el sufrimiento-
con amarga sonrisa añade:
soy yo la que
lloro y padezco.
16 días llevo
viviendo al ritmo
de las
inspiraciones de tu pecho,
aseándote,
humedeciendo tus ojos
alimentándote con
suero.
Mis hermanas me
han abandonado,
los tuyos me han
dado la espalda,
estoy sola con
nuestras dos niñas
y mi tía me hace
tanta falta….
Tu madre no
acepta que a su hijo
le hayan pegado
un balazo
en una sucia
y vulgar reyerta
con un tío de su
propio bando.
Tu familia dice
que no puede
ocuparse de tu
mujer y tus hijas,
Alá ayúdame –implora- demuestra
que existes y haz
que viva.
Confieso al mulá que estoy
impura
no le hace gracia
y se va gruñendo,
desde que rige la
nueva ley en el país
el pobre ha
cambiado y tiene miedo.
No se atreve a
venir muchas tardes
tiene un pavor
atroz a las balas,
es cobarde, como
tus hermanos,
-se acuclilla y grita con rabia-
Destello desgarrador de explosiones,
callan disparos, silencio espeso,
ahora llegarán las represalias
vuelve para quedarse el miedo.
No logra transportarlo al sótano
lo mira de arriba abajo nerviosa,
-más valdría que una bala perdida
te alcanzase de una vez por todas-
Lo acomoda en un colchón en el suelo
y vuelve abajo con sus hijas,
en un intento de protegerlas
de esta infernal pesadilla.
Atronan los ruidos de las botas
de quienes van armados y corren,
se dispersan tras los muros
a esperar que llegue la noche.
Los soldados entran en la casa,
una linterna descubre el cuerpo inerte
-es de los nuestros –
confiesa uno
apartando su cañón de la frente.
Ella vuelve arriba cuando apenas
el sol al cielo ha penetrado
y se cuela por las cortinas
con dibujos de migratorios pájaros:
- Te has movido -reprocha al esposo-
un sollozo desgarra su garganta,
mientras coloca la bolsa de suero
y seca sus ojos con la manga.
La vecina con voz atiplada tararea
y baila una danza macabra,
saltando por entre los escombros
de las casas derrumbadas.
La anciana le cuenta una historia:
-Anoche el rey llegó a mi casa
y pidió a mi marido e hijos
que bailasen una tonada,
como no la conocían
les ha cortado la cabeza,
y les ha echado aceite hirviendo-
retoma la anciana su queja.
Un alarido se escapa de su
garganta
al ver las cabezas degolladas,
llora, vomita, se aleja con sus hijas
seguidas de la tos de la anciana.
LA SUEGRA
-Tu madre vino a pedir la mano
de mi hermana pequeña
pero por edad era mi turno
a regañadientes acepto: que sea ella-
Para una chica de 16 años
es hermoso comprometerse
con un héroe de la guerra
aunque estuviera ausente.
Se celebraron los desposorios sin el novio
pues la victoria ya parecía cercana
pero un año más tarde
la paz estaba muy lejana.
-Pensó tu madre que era peligroso
que siguiera viviendo con mis padres,
y sin preguntarme lo que yo pensaba
me vi obligada a desposarme.
Tú, el novio, estuviste presente a través
de una foto que pusieron a mi lado,
y tuve que esperarte todavía
a lo largo de tres eternos años.
No podía ver a mis amigas y familia,
pues para una muchacha virgen casada
era desaconsejable que frecuentara
a las otras muchachas casadas.
Tenía que dormir con tu madre,
ella velaba mi castidad,
por el día hablaba con tu padre
él ahuyentaba mi soledad.
Me leía poemas, me contaba historias,
me hacía reflexionar, leer escribir,
con él, mi tristeza volaba y yo sabía
que me quería porque te quería a ti.
Fue tras la liberación cuando empezó
a odiaros a ti y a tus hermanos
porque ya no luchabais por la libertad
sino por adueñaros del poder y el mando.
-Tu madre tenía a tu padre
recluido en un cuartucho,
donde dormía sin quejarse
sobre una esterilla de juncos.
Tus hermanos lo trataban de loco,
nadie en casa le comprendía,
me fui acercando a él con miedo
atraída por su gran sabiduría.
Sentía una curiosidad excitante,
me obsesionaba la historia de mi tía,
me empujaba hacia él con ganas
de permitirle que entrara en mi vida.
Tres años de espera y tu vuelves y actúas
como si me vieses tras una corta ausencia
o como si por tu triunfal victoria
yo fuese una banal recompensa.
Pero tu, con aire ausente, arrogante
en otra parte te encontrabas
como dicen los sabios: “nunca contéis
con quien ha conocido el placer de las armas”
Cuando hay fusiles de por medio
os olvidáis de vuestras propias mujeres
ignoráis a vuestros padres e hijos
postergando vuestros deberes-
-La primera vez que estuvimos juntos
una semana antes la regla me vino
debido a la angustia y el miedo
de encontrarme a solas contigo.
Aunque era virgen me preguntaba:
si no sangro ¿qué me pasará?
tu gozaste al ver mi sangre
creyéndola señal de mi virginidad.
Nunca entendí porque para los hombres
el orgullo está tan ligado a la sangre,
una noche llegaste borracho a la cama
me penetraste cuanto quisiste y gozaste.
Viste al lavarte mi sangre en tu polla
furioso mil veces me golpeaste
por no avisarte de que estaba impura
y de mi impureza contagiarte.
¿Que diferencia hay entre la sangre
limpia y la sangre de la menstruación?
tu has nacido de esa sangre-
le reprochó con un grito desgarrador.
PADRE
-Aunque mi padre nunca nos besaba
sí besaba las codornices de pelea
se las ponía en el regazo y acariciaba
su cuello de una manera obscena.
Se volvía cruel cuando los viernes
sus codornices perdían las peleas,
volvía a casa loco de furia
y volcaba en nosotras su violencia.
Gastó todo su dinero en comprar
una codorniz de precio desorbitado-
rompió el silencio una amarga risa
llena de ironía y sarcasmo.
-Perdió, y como no pudo pagar
la apuesta vendió a mi hermana,
con solo 12 años tuvo que irse
con un vejestorio de 40 añadas.
Yo tenía miedo de convertirme
también en el pago de una apuesta,
solté el pájaro para alegría del gato
que deambulaba por la azotea.
Mi padre me encerró durante días
con otro gato en la bodega,
¡cuando termine de comer las ratas
te tomará a ti como presa!
No se
porqué te cuento esto
-se lamenta contrariada-
si nunca quise que lo supiera nadie
ni siquiera mis hermanas.
Me vuelve loca, me vuelve débil
me obliga a reconocer mis errores,
quiere atacarme y destruirme
convencida estoy de que me oye.
-Tal vez dios te mantiene con vida
para que veas lo que hago por ti,
pero está haciendo de mi un demonio
de carne y hueso contra ti.
Lo que hice, no fue solo porque te amaba
sino para que no me abandonases,
sin ti sería rechazada por todo el mundo
y no estaba segura de saber amarte.
Eras un héroe y durante tres años
había intentado imaginarte,
después llegaste un día
te pusiste sobre mi, te restregaste,
no lograbas satisfacerte
sentía latir frenético tu corazón,
manos ineptas, respiración entrecortada,
sudoroso tu cuerpo al lograr la culminación.
Me acostumbré a tu cuerpo torpe,
a tu presencia hueca y vacía,
tenía la impresión
si te ausentabas
de que me faltaba algo de mí misma.
Tu madre impaciente venía a verme
a comprobar si estaba embarazada,
convencida de que era estéril
día tras día me mortificaba.
Volviste a esa guerra fratricida y absurda
te volviste pretencioso y arrogante,
como toda tu familia
con la excepción de tu padre.
Tu madre quería para ti otra esposa
y entonces comprendí mi destino,
no sabes lo que llegué a hacer
para que te quedases conmigo.
Hace 10 años que estamos casados
y solo ahora comparto algo contigo,
-aflora una sonrisa a sus labios
mientras le acaricia sus cabellos finos-
La primera vez que quise besar
tus labios me rechazaste,
ahora puedo hacer contigo lo que quiera
y sin que me interrumpas puedo hablarte.
Ayer me sentí ligera y tranquila
porque había podido al fin abandonarte
acabar con tu sufrimiento, dejarte morir
y de tu tiranía librarme,
pero de repente tuve la certeza
que siempre habías estado consciente,
que querías hacerme hablar
penetrar en mis secretos… poseerme.
Me sentí como un monstruo
lloré toda la noche, tuve miedo…
reuní todas mis fuerzas para volver
a casa y conectarte de nuevo el suero-
SANGUE SABUR
-Tu eres mi sangue sabur-
es el nombre de la piedra de la paciencia,
roza su rostro con cuidado como si realmente
estuviese tocando una preciosa piedra.
Voy a contártelo todo hasta que me deshaga
de mis sufrimientos e insatisfacciones,
hasta que te traspase todas mis desgracias
e infortunios… hasta que tu explotes.
Pelotones de soldados por las calles,
las casas están registrando,
tras la cortina verde hay un trastero
con almohadones y colchones apilados:
-No deben encontrarte, mi sangue sabur
ahora me haces mucha falta-
lo levanta, arrastra su cuerpo
y lo acomoda frente a la entrada,
cuelga la bolsa de suero en la pared
mete de nuevo el tubo en su boca,
corre la cortina disimula el escondite
con otros colchones mantas y colchas.
-Vuelvo mañana- murmura
mientras se agacha para recoger su velo,
sonidos de tiros la dejan clavada
en el sitio con petrificado gesto.
Se escuchan disparos cada vez
más cercanos y por todas partes,
los lamentos por sus niñas
no son escuchados por nadie,
sino que se pierden en el ruido sordo
de las ruedas de un carro de combate,
del pasillo oscuro emerge un hombre
que oculta su rostro tras un turbante.
Ella desesperada finge estar serena,
el soldado:- no temas nada yo te
protejo
quien cuida de ti,de que bando eres?
Ella responde: ¡del vuestro!
Soy viuda, me gano la vida
con el sudor de mi cuerpo,
igual que vosotros vendéis vuestra sangre-
-¿no te avergüenza decir eso?
eres musulmana, te lapidarán
arderás en las llamas del infierno-
está rabioso, el humo del cigarrillo
vela sus ojos negros.
Posa el cañón en su vientre
-voy a reventar su asqueroso
coño, guarra-
ella permanece impasible
mientras el soldado le escupe en la cara.
Llama a su compañero y le informa
-nos largamos, esta es una impía casa-
ella escucha como los pasos
se alejan por la calle enfangada.
Se ha visto obligada a decirle eso
si no , le hubieran violado,
una risa sarcástica le sacude
al recordar el gesto del soldado.
Para los hombres follar a una puta
no representa ninguna proeza,
no sirve de orgullo vaciar su porquería
en un agujero usado por la caterva,
porque cuando follan a una puta
ya no dominan su cuerpo,
no es más que un intercambio
es solo placer a cambio de dinero.
A veces es la puta quien les domina
por eso forzarla no es violación,
pero si lo es robar la virginidad
de una muchacha y mancillar su honor.
LA TÍA
Para que su hombre recapacite
deja transcurrir un momento,
-¡hay tantas cosas que se acumulan
en mi interior desde hace tiempo!...
Nunca me permitiste hablar de ellas,
he tenido dos maestros en mi vida
el primero, el sabio de tu padre,
la otra mi adorada tía.
Ella era generosa y bella
y la única hermana de mi padre,
me enseñó a leer y a vivir,
se casó con un rico despreciable.
Tras dos años sin descendencia
la mandó con sus padres de criada,
como era estéril y guapa su suegro
se la beneficiaba a sus anchas.
Un día explotó, le partió la cabeza
sus suegros la echaron de casa,
su marido la rechazó
su propia familia le dio la espalda.
Desapareció dejando una nota
decía que ponía fin a su vida,
era como si su cuerpo inmolado
se hubiera convertido en cenizas.
No hubo restos, ni tumba ni exequias,
ningún funeral para una ramera,
yo fui la única que la lloré
pasé tiempo soñando con ella.
Hace 7 años oí su voz en el mercado
ella hizo como si no me conociera,
la seguí hasta su casa, estalló
en sollozos de amarga pena.
Es la tía que me ha recogido
me alegré de encontrarla viva,
residía en un lujoso prostíbulo
y ahora cuida de mis niñas.
No les habla de ese mágico cuento
que puede traer alegrías o desgracias
advertencia que de niñas nos daba
miedo y a la vez nos excitaba:
ERA UN REY Y NO ERA UN REY
“Era y no era un rey” decía la abuela
encantador valiente y atrevido,
su única exigencia en la vida
era que la reina pariera hijos.
Los astrólogos habían predicho
que si la reina concebía niñas,
el reino caería en desgracia
y la corona deshonrarían.
Mandó al verdugo que matara
a las dos primeras niñas,
cuando nació la tercera, el verdugo
oyó hablar a la recién nacida:
-Di a mi madre que tendrá un
reino
propio si me mantiene viva-
huyó la reina con el verdugo
y la pequeña que estrenaba vida.
El rey pasó años conquistando territorios
y ansiando encontrar a su dama,
no se sabe si por recuperar esposa
o simplemente para darle caza.
Solo se resistía a sus conquistas
un pequeño reino que gobernaba
una reina justa pacífica y valerosa
que desbordaba serenidad y calma.
El rey ordenó prender fuego al país,
exhortaron a la reina a que negociara,
la hija ruega a la madre que le permita
a ella dialogar con el monarca.
La reina se volvía loca, su reino
se sumía en continuas desgracias
el hambre hacía mella en los súbditos
faltaban alimentos y agua.
Decidió la hija con el rey encontrarse
ayudada por un confidente llegó a su tienda,
quedó la joven del rey prendada
quedó el rey seducido por la princesa.
Pasaron la noche juntos,
el rey promete a su amada
renunciar a conquistar su reino
si con él se casa.
La mañana siguiente la princesa
cuenta a su madre la hazaña,
-¡que fatalidad! murmura la reina
mientras pierde el sentido desmayada.
Pregunta al hombre que ha acompañado
durante toda la vida a su madre:
-no eres mi hija –confiesa el
verdugo-
el rey conquistador es tu padre.
He aquí princesa nuestro destino,
si la verdad al rey confesamos,
seremos condenados a la horca
y nuestros súbditos, sus esclavos.
Si nos negamos al matrimonio
nuestro reino será incendiado,
si con él te casas cometerás incesto
nos castigara El Señor por tal pecado.
Nadie conoce el final de la historia,
¿cómo saber cual es el final correcto,
cuál es el bueno, o el justo?
aún hoy sigo creyéndolo un misterio.
Una vez cometido el incesto
la tragedia es inevitable,
para que esta historia termine bien
es preciso el sacrificio de alguien.
El amor paterno no permite plantearte
que la hija pueda el matrimonio aceptar,
y que durante la noche de bodas mate
a su propio padre en el lecho nupcial.
Si estás del lado de la hija no deseas
que pueda suicidarse, ni fantasear,
con el asesinato de la reina para que la hija
viva con el padre ocultándole la verdad.
Yo mandaría decapitar a los tres infieles
los traidores deben ser castigados,
verdugo, reina y princesa y el secreto
del incesto quedaría silenciado.
La reina obra según su moral
prefiere
ver su reino aniquilado,
y esclavizado su pueblo antes
que su secreto sea desvelado.
Solo hay un final feliz
con la condición de resignarse
a renunciar al amor a uno mismo
a la ley del padre o la moral de la madre-
Cuando las armas se hastían y callan
entre las brumas plomizas del alba,
una silueta armada en el pasillo
con voz frágil tartamudea cuando habla.
-¿Cuanto? Pregunta el
soldado
con voz grave de adolescente
ella retrocede un paso
cuando el le arroja unos billetes.
Se deja caer con las piernas abiertas,
el muchacho parece avergonzado,
la agarra fuerte por las piernas
-bueno -dice ella- acaba rápido.
Está inmóvil bajo las embestidas frenéticas
del joven cuerpo desmañado,
cuando aflora el sexo entre sus muslos
emite un gemido sordo y ahogado,
entre el cabello de la mujer, que pálida
mantiene los ojos con fuerza cerrados
el respira pesadamente
permanecen quietos un rato:
-No pasa nada- aventura
ella,
acaricia discretamente al muchacho,
le puede pasar a todo el mundo
¿es esta tu primera vez?
el asiente con la cabeza todavía
cubierta por el cabello de la mujer.
Es casi un imberbe: ¿Tienes
familia?
el muchacho niega y huye de la casa
ella llora, se abraza las rodillas
y grita ocultando su cara.
Tiembla, mira los billetes arrugados
suelta otro grito desgarrador,
vuelve con su marido, el frío
o el terror sacuden su respiración.
-Este muchacho - dice a su esposo-
me ha hecho recordar nuestros comienzos,
los recuerdos buenos o malos siempre
me asaltan cuando menos lo espero.
Tu también eras inmensamente torpe,
no eras capaz de otorgar nada,
recuerda cuantas noches me has follado
dejándome con las ganas.
Es placer para ti desgarrar el velo
de la virtud y ver manar la sangre
y ver como sale tu porquería ignorando
a la esposa
que junto a ti yace.
Una noche me sorprendiste,
tu dormías, yo me acariciaba,
te despertaron mis jadeos
durante mi climax, yo temblaba.
Dije que tenía fiebre, me mandaste
al cuarto de las niñas ¡que cerdo!-
El rubor brota en sus mejillas
y se extiende por el cuello.
Vislumbra la silueta del muchacho
llamando a la puerta de nuevo,
los brazos de la mujer caen cansados
a ambos lados de su cuerpo.
Entran los dos en otro cuarto
solo se escucha el silencio,
luego, susurros, gemidos ahogados,
deja el chico el dinero en el suelo.
Le cuento a mi tía lo del muchacho
que acaba muy rápido y tartamudea,
me dice que le aconseje que hable
con la polla y folle con la lengua.
No hay que ofender a los jóvenes
burlándose de sus artes amatorias
pues ellos relacionan su virilidad
con el tamaño y dureza de su polla.
-Ese muchacho es torpe como tu
pero yo le enseño y aprende rápido,
si a ti te hubiera dicho mis gustos
habrías molido mi cuerpo a palos.
Dices “es mi alma la que me da el honor”
“es el honor quien protege mi alma”
mira tu honor jodido por un muchacho
mira tu honor jodiendo a tu alma.
Tu honor no es más que un trozo de carne,
tu mismo me decías esas palabras
para pedirme enfadado que me tapase
si un trocito de mi carne te mostraba,
solo era para ti el sumiso agujero
en el que meter tu sucia polla
solo para destrozarlo, para verlo sangrar
-exhausta, calla apenada y pesarosa-
¿Porqué digo esto?¡ Estoy como poseída!
un demonio ha entrado en mi cuerpo
es él quien toma la mano del chico
y la introduce en mi vientre y mis pechos.
A la caída del crepúsculo, el muchacho
nuevamente llama a la puerta,
ella no tiene ganas de verle
y junto a su esposo se queda.
El silencio de la casa se rompe
con crujidos de piedras y maderas,
tras arreglar la puerta de casa el joven
abandona el lugar sin cobrar su faena.
Estando embarazada de mi primer hija
tenía siempre un extraño sueño,
me veía a punto de parir un niño
con dientes y la cara del abuelo.
Decía con insolencia que conocía
uno de mis mayores secretos
si no le daba lo que quería
revelaría al mundo sus conocimientos.
No era capaz de acallar sus amenazas
la primera noche pidió mis pechos,
el mamaba, los mordía con sus dientes
yo aterrada gritaba en sueños.
Tienes que acordarte porque esa noche
me echaste del cuarto una vez más,
pasé la noche en la cocina llorando
sin tener una cama donde descansar.
Seguía oyendo las voces del niño
estando dormida y también despierta
rezaba cada noche para tener un aborto
no deseaba que el niño naciera.
Decidió estrangularlo en el momento
del parto entre sus piernas
por eso no empujó, y le durmieron
para facilitar que el bebé naciera.
Vio al despertar que era una niña
sintió que terminaban sus penas,
ella no le traicionaría nunca,
sería su cómplice, su compañera.
Alguien ha vuelto a pasar y ha dejado
delante de la puerta unas granadas,
queso, granos de trigo tostados
y una preciosa cadena dorada.
Ella sabe que es el muchacho
y la alegría invade su rostro,
nunca nadie la mimó tanto
y confía en que vuelva pronto.
-Creo que esto que te estoy contando
puede llegar a cambiarte,
ya no serás el monstruo que eras
si un día logras despertarte.
Sé, que cambiarás, que me apreciarás,
que me harás el amor como yo anhelo,
porque ahora has llegado a conocerme
y sabrás respetar mis secretos.
Desliza su mano por la entrepierna
del hombre y le acaricia el sexo,
la otra se pierde entre sus propios muslos
y nota aumentar su deseo.
Sus respiraciones se confunden,
la entreabierta boca roza con sus labios
-cuantas veces soñaba acariciarme
teniendo tu miembro en mis manos.
El aliento se le va acelerando,
se hace, agudo sibilante, jadeante,
el ritmo se acelera se aceleran gemidos
hasta que estalla un grito en el aire.
-Tu madre quería que te casaras
con otra
y a mí me pasaría como a mi tía,
pero lo cierto es que eres tu el estéril
y no son tuyas mis preciosas niñas.
Convencí a tu madre de que había
un gran “Hakim” que hacía milagros,
para solventar esta clase de problemas
tenía
amuletos que lograban embarazos.
Tu madre asintió a regañadientes:
¡es tu última oportunidad! -me decía-
volví muchas veces a casa del sabio
que no era más que el chulo de mi tía.
Era yo quien le tocaba y decidía
en qué momento debía penetrarme,
es hermoso dominar otro cuerpo,
luego lloraba y me sentía culpable.
Odiaba el mundo, maldecía tener
que acostarme contigo cada noche
-¡oh mi “Sangue Sabur” es tan duro
ser mujer como ser hombre!
ESTALLIDO
-¿Sabes cual es el último nombre de Dios?
es “Al-Sabur” y significa “El Paciente”
¿te das cuenta? mírate, tu eres Dios
existes y como Él, no te mueves.
Yo soy tu voz, tu mirada, tus manos,
soy tu mensajera soy tu profeta…..
detrás de ella siente cómo una mano
le aprisiona con fuerza la muñeca.
Es su hombre quien la inmoviliza,
se queda inerte, petrificada,
la boca de par en par abierta
suspendidas las palabras.
El se levanta como una roca seca
y rígida, dice ella: -¡Es la
Resurrección,
Dios te concedió el milagro!
su voz parece ahogada por el terror.
Mis secretos te han traído a la vida-
el hombre la aproxima hacia él,
la agarra de los cabellos y le golpea
la cabeza duramente contra la pared.
-Eso es…¡explota! -Ríe
sarcásticamente-
por fin he sido liberada de mis sufrimientos-
cae, no grita se abraza a los pies del hombre
que la mira con el rostro macilento.
La mujer le mira con exaltación,
el la lanza contra la pared de nuevo,
ella toca el kanyar, lo coge con la mano
y se lo clava al hombre en el pecho.
El todavía rígido y frío la arrastra
y golpea su cabeza contra el suelo,
y aún con el corazón apuñalado
con un movimiento seco le tuerce el cuello.
La mujer expira, el hombre inspira
y entorna sus extraviados ojos,
se tumba sobre el colchón al pie
de la pared frente a su foto.
La mujer, en otra dimensión
vuelve a abrir lentamente los ojos
el viento se levanta y hace que vuelen
sobre su cuerpo los pájaros migratorios.
*************
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