Por unas semanas moramos en una calle de El Cairo, acompañando en su vida cotidiana a una serie de personajes inolvidables, mezclándonos con ellos y compartiendo sus sueños y esperanzas.
No se puede decir mucho más de un GRAN RESERVA. Pero dado que es un gran reserva me permito incluir un artículo que hace un breve análisis de la obra y como siempre vendrá la ficha de lectura para recuerdo de los que tuvimos el gustazo de disfrutar del Callejón de Midaq.
El
callejón de los milagros / Naguib Mahfuz
.-
El callejón de Midaq es un microcosmos, un mundo en miniatura, un
resumen
del
mundo, una metáfora (“aunque
el callejón está totalmente aislado del
bullicio,
tiene una vida propia, cuyas raíces conectan, básica y
fundamentalmente
con un mundo profundo del que guarda secretos muy
antiguos”.
Ahí se nace, se muere, se enferma, se ama, se delinque, etc. Está
muy
conseguido el principio y el final de la novela. Da la sensación de
que se
sube
un telón al principio para dejarnos asistir a una representación
que
va
a durar unos pocos meses.
Este es el principio: “Se anunciaba la puesta
del
sol, envolviendo el callejón de Midaq en un velo de sombras…” y
así
termina:
“Pero
aquella burbuja, como las otras, acabó también reventando
y
el callejón de Midaq cayó de nuevo en el olvido y la indiferencia.
En él se
lloraba
por la mañana, si había algún motivo, y se reía ruidosamente por
la
noche,
al crujido de las puertas y las ventanas que se abrían y se
cerraban”.
Son
apenas unos meses en los que transcurre la novela pero la impresión
que
transmite
es que si la novela en vez de estar ambientada en ese final de la
segunda
guerra mundial –1944- hubiera estado ambientada en otra época
(unos
años antes o más tarde) los protagonistas hubieran sido otros pero
las
historias
de ambición, de frustraciones, de camaradería, de rencillas…
habrían
sido
las mismas.
.-
Dos conclusiones importantes de la lectura de la novela:
1.-
por debajo de unas diferencias a veces muy llamativas en estilos de
vida,
costumbres,
situaciones económicas, etc. laten unos mismos impulsos
humanos.
Las ganas de independencia, la ambición por prosperar, el amor, el
miedo
a la muerte, etc. son los mismos en el callejón de Midaq que, a lo
mejor,
en
una universidad norteamericana (La
mancha humana) o
en una empresa
japonesa
(Estupor
y temblores).
Esa es la razón por la que se sigue leyendo a
los
autores clásicos. No nos reconocemos menos en el Egipto de esta
novela
que
en la España de El Quijote o en la de El Lazarillo.
2.-
La otra gran lección de esta novela es la absoluta relatividad y la
humildad
con
que conviene tomarse las cosas. Todo, efectivamente, es una burbuja
que
siempre
termina por reventar: nuestras mayores ilusiones, nuestros temores,
nuestros
anhelos son una tempestad en un vaso de agua; nos sentimos
imprescindible
y no nos damos cuenta de que nuestro destino será el olvido. La
riqueza,
la fama, la miseria son siempre un accidente.
.-
Lo mejor de la novela es esa sabia combinación de costumbrismo y de
profundo
análisis psicológico de los personajes. Los momentos más
memorables
no son cuando se nos describe el café o la tienda del tío Kamil, o
la
barbería de Abbas sino cuando el autor nos invita a entrar en el
corazón de
los
personajes y a observar de cerca sus pensamientos más profundos, sus
dudas.
En ese sentido el personaje estrella es, sin duda Hamida. Es un
espectáculo
ver cómo evoluciona en un corto espacio de tiempo y pasa de ser
una
chica tímida, un poco rebelde pero respetuosa de las tradiciones a
ser una
“perdida”.
Asistimos a una versión del cuento de la lechera.
Pero
en definitiva cada personaje tiene su pequeña tragedia: la de Abbas
es
haberse
enamorado de quién no debía. Era, junto con el tío Kamil, de las
pocas
personas
que viven felices en el callejón, no necesita nada y si lo abandona
es
porque
comprende cuáles son los sentimientos de Hamida (“tus
amigas te
envidiarán”);
la de Kirsha (el dueño del café) su homosexualidad y su relación
con
su mujer; la tragedia de su hijo Husain Kirsha es la de su ambición
desmedida
y la de su inmadurez: abandona la casa de su padre porque quiere
vivir
en una casa con electricidad para al final tener que volver a
mendigar un
lugar
en esa casa junto a su mujer y su cuñado. La tragedia de Salim
Alwan, el
más
rico de todos, es que su mujer ha dejado de satisfacerle. En buena
medida
esa
insatisfacción va a significar la perdición de Hamida. Después
vendrá la
enfermedad
que le amargará el carácter, las disputas con los hijos, etc. La
tragedia
de la señora Afifi es su coquetería y su deseo de casarse; El jeque
Darwish
(perfecta la escena en la que explica cómo le planta cara a la
Administración);
el doctor Bushi; la madre de Hamida, la casamentera.
.-
Personajes cómicos: el tío Kamil, que está todo el día dormido en
su silla;
todo
el jaleo que se traen con la mortaja; Kirsha: cuando le dice a su
hijo que
quiere
ser un jelman y más adelante cuando empieza a cambiar de opinión
respecto
a su nuera y su hermano y lo empieza a ver como un buen mozo
.-
Personajes inolvidables: Zaita y su industria de deformación. Muy
buena su
relación
con los panaderos.
.-
El santón Rudwan Husaini es otro personaje impresionante, con la
muerte de
sus
hijos, su peregrinación a la Meca, es la fuente a la que acuden
todos a
consultarlo.
.-
Escenas curiosas: la aparición de la radio y el fin de los cantantes
callejeros.
El
deseo que sienten todos de que Hitler resista y la guerra dure para
mantener
el
trabajo. Un argumento importante sin duda.
TITULO
DEL LIBRO: EL CALLEJÓN DE LOS MILAGROS
AUTOR:
NAGUIB MAHFUZ (EL CAIRO, Egipto, 1911-2006)
ARGUMENTO: La vida de un callejón en el centro
de El Cairo, con sus vecinos, sus visitantes, sus penas y glorias. El
relato de la vida de un grupo de gente que pasa sus penurias, sus
alegrías, sus ilusiones y decepciones en el “Callejón de Midaq”.
Un relato coral donde se nos narra el transcurrir de unos meses en la
vida del callejón. Es la vida misma. Las aspiraciones y
enamoramiento de Abbas, el barbero; la ingenuidad del Tío Kamil,
pastelero, los problemas afectivos y sociales de la familia Kirsha,
dueña del café, los sueños de riqueza y bienestar de Hamida; los
panaderos, el dueño del bazar, la casamentera, el “doctor”, del
hacedor de tullidos, la viuda rica que quiere casarse, el santón…
Todos componen un puzzle maravilloso y entrañable que desemboca en
la cruel realidad que impone el callejón, que la vida sigue pese a
todo y que las historias de cada uno pasan y desaparecen con el
tiempo y sólo el callejón permanece.
VALORACIÓN: Un libro de fácil lectura y
compresión; compuesto por 222 páginas y dividido en 35 capítulos.
Es el relato de la vida, de la vida de cualquiera de nosotros y de
cualquier barrio de ahora mismo, pese a que el libro fue ubicado en
El Cairo hacia el final de la 2ª Guerra Mundial. Parece que el
lector es uno más de los vecinos del callejón, un vecino expectante
en todo momento de lo que allí sucede. Se nos resume la vida en
pocas páginas, las pasiones, anhelos, amores y desamores,
ambiciones, miserias e ilusiones de un grupo de gente, con un final
intenso que puede ser una clara sentencia del sentido de la vida. Se
le califica con la máxima puntuación posible. Una obra maestra.
GRAN RESERVA.